lunes, 22 de julio de 2013

Declaración conjunta sobre la epidemia de influenza A(H1N1)pdm09


POR LA AUTONOMÍA DE LOS COLEGIOS PROFESIONALES.- Quienes suscribimos, profesionales de la salud en el ejercicio de cargos de  autoridades universitarias y de decanatos de universidades nacionales;  presidente y expresidentes de la Academia Nacional de Medicina;  exministros de Salud;  presidente y expresidentes de la Red de  Sociedades Científicas Médicas de Venezuela y otros médicos infectólogos y epidemiólogos, en cumplimiento de la Ley Orgánica de la Academia  Nacional de Medicina, de la Ley de Universidades, y de la Ley de  Ejercicio de la Medicina, que en sus artículos dos, en el caso de las  dos primeras, y 25 de la última, rezan, así: “La Academia Nacional de  Medicina se ocupará en todo lo relativo al estudio de las Ciencias  Biológicas y en especial de la Patología e Higiene Nacionales, asuntos  en que puede actuar como cuerpo consultor” , “Las Universidades son  Instituciones al servicio de la Nación y a ellas corresponde colaborar  en la orientación de la vida del país mediante su contribución  doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales”, y “Sin perjuicio de lo que establezcan las disposiciones legales vigentes, los profesionales que ejerzan la medicina están obligados a:1. Prestar su  colaboración a las autoridades en caso de epidemias, desastres y otras  emergencias; suministrar oportunamente los datos o informaciones que por su condición de funcionarios o de médicos, de acuerdo con disposiciones legales, les sean requeridos por las autoridades.”, respectivamente; acordamos fijar posición sobre la actual epidemia de influenza A(H1N1)pdm09 que afecta a nuestro país.

No hay duda que las autoridades de salud del país han olvidado que “La meta primordial para la comunicación de emergencias de salud es  comunicarse con la gente de tal forma que se fomente, mantenga o  recupere la confianza en las autoridades de salud”. Desde el  comienzo de la epidemia actual de influenza A(H1N1)PDM09, la ministra  del Poder Popular para la Salud se negó a aceptar que estábamos en  presencia de una epidemia, a desestimar la importancia de la vacunación y a proporcionar información insuficiente de lo que venía ocurriendo,  bajo su tristemente célebre frase “el problema no es el número de  casos o el número de muertes, no es el parte diario numérico el  problema, el asunto es cómo hacemos para informar a la gente  adecuadamente sobre las medidas que deben tomar para prevenir la  influenza. [..] Yo no voy a decir los números”. Llegando al extremo de afirmar: “Los medicamentos indicados contra la AH1N1 son: ninguno”.

La realidad, sin embargo, no pudo ser ocultada, la ministra y la  viceministra de Redes de Salud Colectiva, pasaron por alto que en este  mundo interconectado, es imposible ocultar al público la información  sobre, el avance de la epidemia, el número insuficiente de vacunados y  el de pacientes que han ameritado atención médica; ¿cuántos de estos  pacientes debieron ser hospitalizados, y cuántos murieron?; ¿ Cuál fue  la razón real del cambio en la Guía de Manejo Clínico de Influenza  (GMCI), vigente para la fecha , por otra elaborada por el Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), el 29 de mayo del presente año?,  tres semanas después de iniciada la epidemia; según ésta, a los  pacientes diagnosticados como casos sospechosos o confirmados de AH1N1  que ameritan hospitalización, no se les administrarán antivirales  inhibidores de la Neuraminidasa como el oseltamivir. Esta decisión, sin  fundamento científico basado en evidencias y que contraviene las  recomendaciones de la OPS-OMS, de otros expertos internacionales y de  las conductas propiciadas y actualizadas por todos los ministerios de  salud a nivel mundial, estuvo precedida por declaraciones de la ministra de salud, ampliamente difundidas en los medios de comunicación del  país, donde señalaba, “No hay indicación del uso de medicamento antiviral”. ¿Porqué no se le informo al país y en particular a los profesionales médicos  que laboran en los establecimientos de atención médica del sector  público y privado de un segundo cambio en la GMCI , fechada quince días  después del primero, donde, se restituye, en las pautas de tratamiento  para pacientes diagnosticados como casos sospechosos o confirmados de  AH1N1 que ameritan hospitalización, “Iniciar tratamiento antiviral”. ¿Cuál tratamiento antiviral, cuando no existe disponibilidad en el país?
Más temprano que tarde, el país se enteró de lo que estaba ocurriendo,  lamentablemente no por boca de las autoridades de salud; si ellas  hubiesen anunciado,- lo antes posible, lo que se avecinaba, por no haber adquirido el MPPS, oportunamente, el número de dosis necesarias de  vacunas contra la influenza, para proteger a los grupos de riesgo; no  haber cumplido con la cobertura de vacunación de la población objetivo;  ni de haber adquirido la cantidad suficiente de virocult para recolectar las muestras; y los antivirales indicados para los enfermos que lo  ameritaran; y sobre todo por no haber alertado oportunamente las  consecuencias del grave error cometido de eliminar el uso de  medicamentos antivirales, tal como se indicó en la GMCI del 29 de mayo-, la situación sería otra, porque hubiese permitido adoptar medidas que  disminuyeran la alta letalidad que la epidemia ha causado. Está claro  que el MPPS no fomentó la confianza en la población y hasta el presente  no ha intentado recuperarla, por el contrario, sus actuaciones, entre  ellas, la eliminación del uso de antivirales en las pautas oficiales de  tratamiento a pacientes hospitalizados, y su posterior rectificación,  ocurrido de manera oculta, poco transparente, han provocado el reclamo y las advertencias de calificados profesionales de la salud.
A pesar de esta conducta negadora de la epidemia, en ocho semanas, desde la semana epidemiológica N° 18, hasta la semana  epidemiológica N° 26 se han confirmado en todo el país, 2.300 casos de  influenza A (H1N1)pdm09, del total acumulado de 2.322 casos confirmados  en 2013. Una cantidad 387 veces mayor si se compara con el período  similar de 2012 cuando se reportó que ocurrieron solo 6 casos  confirmados. Así mismo, cerca de 500 personas con infección  respiratoria aguda grave han sido hospitalizadas semanalmente en el  mismo período mencionado de ocho semanas.
Los funcionarios no pueden declarar sobre el tema. En algunos estados los médicos que trabajan en establecimientos de  atención médica de las redes públicas de salud, han sido conminados a  guardar silencio; se les ha prohibido opinar sobre el problema. La razón es simple, a entender de las autoridades del MPPS, la epidemia de influenza no existe. No hay epidemia. Divulgarla podría sembrar “desestabilización del régimen”, una  confabulación de intereses para dañar al Gobierno. O simplemente hay que acatar la orden de silencio, conducta omitiva y negligente, consciente o no, ante un hecho que ha rebasado la capacidad de anticipación y  respuesta del Gobierno Nacional.
Mientras tanto, la epidemia de influenza A (H1N1)pdm09 cobra víctimas en todo el territorio nacional, se ha diseminado ampliamente; unas 88 personas han fallecido y la causa básica es la influenza, pero las cifras no son  importantes, como ha enfatizado la ministra del Poder Popular para la  Salud públicamente. Todo lo que hay que hacer es lavarse las manos y taparse la boca al  toser o estornudar. Ya en la historia de la insensibilidad y la falta de compromiso humano, otros se lavaron las manos.Como si fuera poco, la medida de prevención más importante para atenuar el  impacto de la epidemia: la inmunización, no se aplicó oportunamente y en cantidades suficientes. Ahora no hay vacunas; la mayoría de las embarazadas, de los pacientes pertenecientes a los  grupos de riesgo, susceptibles de padecer las formas graves de la  enfermedad están desprotegidos. ¿Qué decir de los trabajadores de la  salud que en su gran mayoría no han sido vacunados y que están expuestos al riesgo de enfermar por razones ocupacionales?. Precisamente  fueron enfermeras de un centro de salud en Mérida los primeros afectados por esta nueva epidemia de influenza. Parece que esto no es importante  para las autoridades de la salud, cuando por el contrario puede tener un impacto grande sobre el funcionamiento de los establecimientos de  atención médica. Como lo ha anunciado el MPPS, no se vacunará a los millones de personas que aún restan por vacunar en este momento. No se harán siquiera trámites para conocer la existencia y  disponibilidad de vacunas en otros países del Hemisferio Sur, no se  consultó a la OPS para adquirir en forma extraordinaria las vacunas  mediante el Fondo Rotatorio. La solución del problema actual, será  diferida hasta el fin de año, en octubre, se adquirirán las vacunas que  necesitamos ahora y que comenzarán a aplicarse a finales de 2013 o  comienzos de 2014. Se vacunará extemporáneamente, cuando la epidemia  haya culminado lo que resulta un absurdo. Ministra, la vacunación debe  ser ahora. No tiene sentido alguno esperar 6 meses.
Se comprende, que si no hay un problema de salud pública como intentan  convencernos, las autoridades del MPPS, qué propósito tiene informar al  público, sensibilizarlos y comunicarles continua y completamente sobre  el curso de los acontecimientos, ¿para qué reforzar conductas  saludables?, en consecuencia, muy poco se ha implementado para orientarles, con  mensajes educativos a gran escala, mediante el poderoso sistema de  propaganda y medios públicos, de cómo prevenir la enfermedad, de  ayudarles a identificar los síntomas de alerta, informarles cuándo  asistir al médico. En resumen, no hay que hacer campaña de información y educación para evitar enfermarse.
Y ¿qué haremos con los pacientes graves que deben ser atendidos en los hospitales? ¿Encontrarán los servicios bien dotados, el personal suficientemente  entrenado y capacitado, con información actualizada sobre las conductas  médicas y la terapéutica?, ¿Dispone el personal de equipos de protección personal para evitar el contagio?, ¿Tiene conocimiento de las  modificaciones de las GMCI del MPPS?, ¿Dispone el MPPS de la cantidad  suficiente de antivirales para atender la modificación realizada, el 13  de junio del 2013, a la GMCI?,¿ Los medicamentos antivirales que el MPPS ha distribuido a los establecimientos hospitalarios de las redes  públicas de salud, tienen Registro Sanitario en Venezuela?, ¿Se han  asimilado las lecciones aprendidas de la pandemia de 2009?. La respuesta es no.La negación reiterada del problema, así como la deficiente información,  educación, promoción de conductas saludables, de la participación  responsable de la sociedad, del uso oportuno y suficiente de vacunas, de la eliminación durante un período de la epidemia del empleo de  antivirales para incidir sobre los casos más graves, son decisiones  erradas que nos privan de los recursos más importantes de la ciencia y la  tecnología del siglo XXI para combatir la epidemia y desafortunadamente  nos condena a padecerla, como si esta falsificación de la realidad nos  ubicara irremediablemente en el escenario de principios del siglo XX,  cuando ocurrió la pandemia de 1918 y poco podía ofrecérsele a los  afectados, más allá de la conmiseración, el aliento y la solidaridad.
Ministra, ante la gravedad de lo que ha venido ocurriendo y la pasividad con que  ha actuado el MPPS, le hacemos un llamado a reflexionar, usted le debe  muchas explicaciones al país. Para recuperar la confianza y la credibilidad de la población, su  mensaje deberá reconocer errores, ordenar una investigación sobre hechos que se desprenden de esta Declaración con la mayor transparencia que la situación amerita, deslastrándose de opacidades e intereses políticos.  Tenga presente, sin embargo, que “la transparencia, por sí misma, no  garantiza la confianza” , y que la principal meta de salud pública en este momento es controlar  la epidemia cuanto antes, eficientemente, con el menor sufrimiento y  trastorno social posible; conciliando el esfuerzo de toda la población,  respetando y atendiendo la opinión de las organizaciones académicas,  científicas y profesionales.
A fin de cuentas, su obligación es garantizar el derecho a la salud y el  derecho de acceso a la información sobre asuntos de extremo interés  público como lo es una epidemia.

Caracas, 15 de julio de 2013.
Dr. Nicolás Bianco Colmenares, Vicerrector Académico de la Universidad Central de Venezuela 
Dr. Ulises Rojas, Vicerrector Académico de la Universidad de Carabobo 
Dr. Rafael Muci Mendoza Presidente de la Academia Nacional de Medicina
Dr. José Corado, Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de CaraboboDr. Antonio Clemente Heimerdinger Ex Presidente de la Academia Nacional de Medicina 
Dr. José Félix Oletta Ex Ministro de Sanidad y Asistencia Social 
Dr. Rafael Orihuela Ex Ministro de Sanidad y Asistencia Social 
Dr. Pablo Pulido Ex Ministro de Sanidad y Asistencia Social 
Dr. Carlos Walter Ex Ministro de Sanidad y Asistencia Social 
Dra. María Yanez Presidente de la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas 
Dra. Trina Navas Ex Presidente de la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas 
Dr. Saúl O. Peña Ex Presidente de la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas
Dr. Enrique López loyo, Ex Presidente de la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas
Dr. José Ramón Medina Bereciartu. Ex Presidente de la Red de Sociedades Científicas Médicas VenezolanasDra. Ana C. Carvajal. Médico Infectóloga. Ex Miembro de la Comisión de  Epidemiología de la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas.
Dr. Julio Castro M. Médico Infectólogo.
Dr. Oswaldo Godoy. Médico Epidemiólogo.
Dr. Andrés Barreto. Médico Epidemiólogo.

Publicado en RED DE SOLIDARIDAD CIUDADANA. 16 de Julio de 2013

lunes, 1 de julio de 2013

¡Muera la inteligencia! - Laureano Marquez

@laureanomar
June 28, 2013 @ 12:00 am | humor / RunRun.es

El episodio tiene por escenario el Paraninfo de la Universidad de Salamanca. Decir Universidad de Salamanca es hablar de la universalidad de la universidad: es la más antigua de España y una de las primeras del mundo. Se celebra el Día de la Hispanidad; el rector, don Miguel de Unamuno, ya anciano, preside el acto. Doña Carmen Polo, esposa del general Franco, se encuentra presente en  representación  del Caudillo.  Un dirigente ultranacionalista pronuncia un encendido discurso en el que ataca violentamente a Cataluña y a las Vascongadas, calificando estas regiones como “cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, que es el sanador de España, sabrá cómo exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos”, más o menos lo que nuestro gobierno ha pensado en los últimos 14 años de todo el que le adversa, incluidas, naturalmente, las universidades nacionales a las que no ha logrado doblegar, ni por la violencia, ni por la brutal asfixia financiera. Alguien en el paraninfo, entusiasmado por el discurso, grita: “¡Viva la muerte!, famoso lema de la Legión Española, original de Millán Astray, quien se encontraba en la sala y ante ese  grito saltó como un resorte orquestando, entre sus seguidores, que se habían presentado al acto portando metralletas, himnos legionarios fascistas a favor de la guerra. Unamuno, que había dicho que no hay cosa más incivil que una guerra civil, tomó la palabra y aquél lo interrumpió con el famoso grito de “¡muera la inteligencia!” (en verdad el grito original parece haber sido el de  ”¡mueran los intelectuales!”, lo que en  el fondo viene siendo lo mismo, quizá por eso la historia ha querido recordarlo de la otra manera).

¡Muera la inteligencia! Cuando uno ve las imágenes de un autobús siendo incendiado en el rectorado de nuestra alma máter, junto a las obras de arte que la han hecho Patrimonio de la Humanidad, pero por lo visto no de los venezolanos, cerca de nuestro paraninfo, debajo de las oficinas del Rectorado, donde se encuentra la silla de Vargas, el rector magnífico de nuestra universidad —quien alguna vez le dijera a Carujo que el mundo era del hombre justo, del hombre de bien— no se puede pensar en otra cosa que en la fuerza que tiene la brutalidad, en el poder extraordinario de la ignorancia, en el daño que puede hacer la falta de academia, de estudios, de libros, de bibliotecas y, en definitiva, de cultura. Solo un enemigo del pensamiento libre, solo un enemigo de la inteligencia, del progreso, puede atreverse a tanto. Con razón dijo Andrés Eloy Blanco, al lanzar al mar los grillos del castillo de Puerto Cabello, al término de la dictadura gomecista: “Vayamos ahora a la escuela a quitarle a nuestro pueblo los grillos de la cabeza, porque un pueblo ignorante es presa fácil de la tiranía”. Santa palabra.


Es una hora triste para la inteligencia nacional. Algún día, cuando toda esta tragedia de destrucción pase, habrá que reconstruir el alma del nacional para el bien y la justicia. En esa tarea, nuestras universidades,  que van a sobrevivir, porque no es la primera vez que son víctimas del ensañamiento de la tiranía, tendrán un importante  trabajo que hacer en la reconstrucción del espíritu de libertad y la tolerancia,  que debe orientarnos y que está en la base de su existir, porque desde Salamanca la universidad es la “casa que vence la sombra con su lumbre de fiel claridad”. Mientras tanto, hagamos  nuestras las palabras con las que Unamuno respondió a la violencia fascista:
“Este es el templo de la inteligencia… Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha —me parece inútil el pediros que penséis en Venezuela—. He dicho”.

¡Viva la inteligencia!